¿Por qué estoy hablando de racismo?

Yo empecé a hablar de racismo, a causa de la indignación, la rabia y el dolor que me causó la muerte de este hombre. Vi en él, el resumen de todo lo que está mal. Reconocí en su muerte tan espantosa, la muerte de los pelaos de mi barrio, que se mataban casi a diario buscando un pedazo de pan que llevarse a la boca, más víctimas que victimarios, en el sistema de cosas que se nos ha impuesto, donde lo "normal", donde lo aceptado, es a todas luces siniestro...
Este sistema de cosas se respalda en la ignorancia y también en la apatía.

El movimiento por la importancia de las vidas negras, nació hacia el año 2013, tras las protestas generadas en EE.UU. por la muerte del joven afroaméricano Trayvon Martin. Las protestas se intensificaron luego de la muerte de George Floyd luego de que se viralizara el vídeo de su muerte en un caso de brutalidad policial. Fotografía: Pascal Rossignol/Reuters

21 de junio de 2020.

Yo debí llorar cuando vi el video. Debí hacerlo entonces, y tal vez, ya no estaría tan triste, tan adolorida. Si hubiese derramado mis lágrimas en ese momento, cuando vi que morías con la palabra “mamá” en tus labios, mientras todo tu cuerpo, y seguramente tu alma, dolían hasta lo inimaginable, tal vez no estaría tan rota, con tanta ira, con tanta indignación.

No solo eras tú, George. Son los cientos, los miles que hemos agachado la cabeza para sobrevivir…

Y luego, todos fuimos testigos de cómo dejabas de respirar, en extrema agonía bajo un sistema de cosas que te mata de muchas formas.

Y todo empezó a tener sentido. Todo en mi vida. Todos mis esfuerzos. Todo lo que he hecho y lo que he visto, y lo que he vivido. Y a todas las personas que he visto morir. Porque están excluidas, porque no tienen oportunidades, porque tienen hambre, porque han sido históricamente marginadas y echadas a un lado; porque han sido víctimas de la violencia racista….

Porque es difícil vivir y construir tu futuro cuando alguien más dice que no lo mereces, o porque simplemente, te duele demasiado el hambre para pensar con claridad.

Yo debí llorar entonces para que, cuando empezara a hablar de esto, en mi corazón no me doliera tanto la indolencia de la gente. Para que cuando decidiera, ahora más que antes, ser una persona en pie de lucha, no me afectara tanto esta herida dentro de mi pecho.

Yo no sé si tienes alguna idea de lo que está pasando acá. Pero algunos decidimos luchar, no solo en tu nombre, sino en el nombre de los miles que por siglos, murieron a punta de látigo de sol a sol. Aquellos a los que, por ser negros o indígenas, se les marginó en nombre de un ideal supremacista, tratándolos como salvajes e ignorantes, y relegándolos a lo último de la sociedad por considerarles seres de segunda categoría.

No solo eres tú, George, es que he visto morir así a muchos, en mi calle, en mi barrio, en mi ciudad, en mi país, en el resto del mundo…

Pero, ¿Sabes una cosa George? Yo ya no tengo miedo. No pienso agachar mi cabeza, no pienso callarme. No pienso seguir naturalizando cosas y comportamientos que están mal. No pienso estar en este mundo para sobrevivir. Mira, George, el asunto es: ¡VIVIR! ¡VIVIR BIEN O NADA! Y creo que si pudieras leer esta carta entenderías…

No pienso callarme porque debo hacer algo, por muy pequeño que parezca, para que tu muerte y la de todos nuestros ancestros, y la muerte de todos los que han dejado de existir por defender esta causa, y la muerte de los que tendrán que morir defendiéndola, NO SEAN EN VANO.

Cambiar, encontrar una solución, empieza por incomodar a la gente. Y en ese sentido, estaré siempre dispuesta a molestar. Hasta que el soplo del universo habite en este cuerpo, tu dolor y el de mis ancestros y el de mis gentes discriminadas y segregadas, será el mío. Es una promesa.

Hasta ese día, cuando todos nos cuestionemos qué hemos estado haciendo mal, las cosas seguirán así. Y muchos más seguramente sentirán ira y dolor… y luego usaremos estos como motivación, como fuerza de arranque para dar un paso adelante.

Mientras escribo esto, las lágrimas que no derramé cuando te vi morir en ese video infame, acuden a mis ojos. Es también todo el dolor y las lágrimas contenidas luego de años de violencias e injusticias que DEBEN parar…

Y juro dar todo lo que pueda de mí para poner, así sea desde mi rincón más pequeñito, un grano de arena para cambiar la situación.

Estar callado es más cómodo, y claramente más fácil, pero en definitiva NO ES LO CORRECTO. Mi sueño es que llegue el día en que la humanidad se abrace a sí misma, respetando al otro, aceptándolo y reconociendo que compartimos la cualidad básica de ser parte de lo mismo. Todos compartimos la condición humana y eso es lo más importante. Pero mientras ese día llega, hay que empezar a trabajar, hay que conversar, hay que dialogar, hay que ser empáticos, hay que educarnos, hay que saber de dónde venimos y para dónde vamos. Hay que luchar

Ya lo saqué todo, George. Ya lloré, ya me indigné, ya sufrí. Y tal vez lo siga haciendo, tal vez siga sufriendo. Porque la ignorancia es hiriente y dolorosa. Pero, ¿Sabes qué? Dedicaré el resto de mi vida a alzar la voz, a levantar mi cabeza, y a decir NO MÁS, porque las personas no deberían morir en tanto dolor, miedo y sufrimiento. Así como tú lo hiciste…